Eduardo Mateo: El héroe escondido de la música latinoamericana

El talento del cantautor uruguayo lo llevó a ser el precursor del candombe-beat, pero su peculiar personalidad sumado al contexto político de la época truncaron su carrera.

Si hablamos de superhéroes escondidos de la música latinoamericana, sin duda uno de los más grandes sería el uruguayo Eduardo Mateo. 

Si bien nunca llenó estadios; no sonaba en radios; solía vivir de allegado en casa de amigos; e incluso terminó pidiendo una pensión vitalicia para poder comprarse una guitarra; ha sido una figura clave para muchos músicos de habla hispana.

Ángel Eduardo Mateo López nació el 19 de septiembre de 1940. Descubrió el Bossanova de la mano de Joao Gilberto, formando la Banda de Orfeo; Luego se une a Los Malditos, influenciados por The Beatles; y más tarde con El Kinto crean un género que se conoce hoy en día como “candombe-beat”. 

Su carrera solista fue a lo menos complicada. Su carácter autodestructivo, lo llevó a prisión por falsificar documentos para comprar drogas. Asimismo, sus amigos lo esperaban fuera de su casa para raptarlo y llevarlo al estudio de grabación, para que al final de cada sesión Mateo pidiera que borraran todo el material; que finalmente se terminaba salvando porque sus compañeros lo escondían. 

Estos tesoros luego se transformaron en obras como “Mateo Solo Bien se Lame”; disco de 1972, unas de las piezas cúlmine de la música uruguaya, que lo ha llevado a ser idolatrado por artistas como Jorge Drexler, Juan Wauters o Leo Maslíah.

Mateo murió en 1990, producto de un cáncer abdominal que lo afectó en sus últimos días, donde se le podía ver mendigando por las calles de Montevideo. 

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