Una corriente musical que desafía los límites de la secuenciación MIDI, construyendo partituras musicales imposibles de interpretar por el ser humano, las cuales pueden llegar a tener más de 300 millones de notas.
Cuando hablamos de Black MIDI, muchos deben pensar en la banda y no un género en sí. Lo cierto, es que la agrupación formada por Georgdie Creep, Cameron Picton y Morgan Simpson, tomó su nombre de un estilo musical japonés, que dista bastante del enfoque de rock experimental con toques de progresivo, math y noise. Todo lo contrario, el Kuro Gafuku como se le conoce en Japón, está mucho más relacionado con los videojuegos y la cultura pop de la potencia asiática.
El Black MIDI es un género musical que consiste de composiciones que utilizan archivos MIDI con un número exagerado de notas; uno tan grande, que ningún ser humano podría físicamente tocar. El nombre nace porque estos archivos poseen tantas notas que sus partituras se ven con manchas negras. Los compositores de de este género se hacen llamar blackers.
Si bien, exponentes como Conlon Nancarrow, Marc-Andre Hamelin e incluso Frank Zappa realizaron composiciones complejas y casi imposibles de interpretar; el género como se conoce hoy en día se le atribuye a Shirasagi Yukki (@ Kuro Yuki Gohan), quien compuso una partitura para piano de la canción de la etapa extra del juego de Danmaku, Touhou Project: The Embodiment of Scarlet Devil, llamada U.N Owen was her?
Esta referencia fue compartida a través del sitio de videos asiático Nico Nico Douga, y desde su publicación se ha expandido generando una gran cantidad de contenido similar. En sus días más primitivos, estas partituras eran creadas con secuenciadores MIDI como Music Studio Producer, y Singer Song Writer; y reproducidas a través de MAMPLayer y Timidity++.
Actualmente, los blackers usan programas como Synthesia, FL Studio, SynthFont, Virtual MIDI Piano Keyboard, Piano From Above, MIDITral, vanBasco Karaoke PLayer, Ultralight MIDI Player y Zenith. Una corriente bastante interesante dentro de la música, que desafía nuestra comprensión de cómo deberían comportarse los archivos MIDI.